Por Alberto Herrera
En estos tiempos en que la violencia como tal no se aleja de la sociedad, se debe reflexionar sobre otro tipo de violencia: aquella que se da dentro de las instituciones públicas y que afecta a grupos vulnerables, como mujeres embarazadas, pensionados, jubilados, entre otros más. Para ser más específicos, derechohabientes del ISSSTE clínica Uruapan, han detectado actitudes de omisión, ausentismo, malos tratos y despotismo en uno de los departamentos cuya misión sería atender con esmero, calidad y calidez a estos sectores de la población.
Dentro de esta área en este ente de carácter público en diversas ocasiones se han registrado prácticas institucionales nocivas para el derechohabiente, al igual que descuidos en la atención a grupos de personas que acuden con el fin de recuperar la salud. Lo malo de todo ello es que se hace con cierta premeditación, lo cual a ultranza genera frustración en quienes buscan una respuesta inmediata a sus necesidades de atención médica.
Pedro Zenteno Santaella, director general del ISSSTE, ha realizado giras trabajo por Michoacán-y por todo el país-, con el fin de abatir rezagos, malas prácticas en nosocomios, así como para poner en práctica campañas médicas en favor de los derechohabientes. En cada una de ellas expone el crecimiento de la institución que dirige y presume que el fin primordial es brindar una atención de cuidado para el paciente, el cual llega a los hospitales en busca de una solución a sus problemas de salud.
Estos preceptos expuestos por Pedro Zenteno en diversos foros han sido objeto de una violación por quien ahora detenta el cargo de coordinador de médicos en el mismo ISSSTE de Uruapan, el doctor Francisco Lázaro, quien durante una jornada laboral son pocas las horas que está en su oficina, lo que ocasiona que los grupos de personas arriba mencionadas tengan que esperar por horas su llegada. Esto genera en el derechohabiente que paga sus impuestos cansancio y frustración.
La directora del hospital, doctora Yunuén Madrigal Equihua, nominó para ese cargo al doctor Francisco Lázaro, lo cual no está del todo mal si cumpliera a cabalidad sus funciones. Removió de ese mismo lugar al médico Roberto Zamora, quien era más atento, consciente y humanitario, sabedor de que el ISSSTE tiene como norma generar bienestar en los derechohabientes, entre los que están los jubilados y pensionados, quienes hoy en día esperan con estoicismo en la coordinación de médicos su turno para la atención a sus demandas.
Es buen tiempo para tomar las providencias adecuadas. Aún se pueden corregir errores que escapan de las manos de Pedro Zenteno Santaella, quien tiene el compromiso de velar no sólo por el crecimiento de la infraestructura del ISSSTE, sino también del ser humano que busca atención en el seno de sus instalaciones, donde están incluidas aquellas personas vulnerables, como las de la tercera edad, mujeres y personas enfermas que piden un alto a vejaciones y los tratos con autoritarismo, esto es, a la violencia dentro de las instituciones públicas.